sábado, septiembre 09, 2006

INSULTANTE IDIOTEZ

Alfonso USSÍA


El noventa por ciento de las tonterías protagonizadas por el Alcalde de Madrid, se las debe a su concejala de las Artes, Alicia Moreno. Todavía se comenta la iluminación «progre-laica» de Navidad, carísima por cierto, encomendada a una amiga de la concejala, con mensajes luminosos colgados de acera a acera de la Castellana. «Duda, Vagina, Debate, Salchichón», o «Invierno, Judías, Pene, Praxis». Estulticia cimera, gilipollez máxima. El Alcalde de Madrid, inteligente y osado político del Partido Popular, nos conmueve en ocasiones con sus originalidades. Una de ellas, la de tener una concejala que no sólo no pertenece al partido político que la presentó, sino que abomina de ese partido político. Viene de los últimos eructos de la «Gauche Divine» barcelonesa, y nos regala los desperdicios de la subcultura nacionalista y aldeana que por allí abunda, y que por allí fracasa. Alicia Moreno es de las que oyen hablar de Mayo del 68 y todavía es capaz de cerrar los ojos con «intelectual» delicia. No he estado nunca en su casa, y menos aún en sus privados aposentos, pero conocida su originalidad, es muy probable que en la cabecera de su lecho tenga un póster del «Che» Guevara, el mito desenmascarado de la majadería nacional.
El Alcalde, como máxima autoridad de la Villa y Corte, manda en el Teatro Español, propiedad del Ayuntamiento. Tardó unos minutos en despedir a su anterior director, Gustavo Pérez-Puig, que rentabilizó el Español hasta el máximo posible, y lo mantuvo lleno de público durante más de un decenio. El Español no es un teatro experimental, sino clásico. Pérez-Puig estrenó a Pedro Salinas, a Alejandro Casona, a Buero Vallejo, y recuperó el gran teatro de humor de las llamadas por José López-Rubio, «generaciones simpáticas del 98 y 27», con Muñoz-Seca, Mihura, Tono y Jardiel Poncela. Tuvo el Teatro lleno y el Ayuntamiento, por primera vez en su historia, recibía un cheque del Español con sus beneficios. Beneficios de taquilla, es decir, de la libertad de todos los aficionados al teatro de pagar por asistir.
Su sustituto, Mario Gas, hijo de un buen cantante y hombre de teatro, también amigo de la concejala, ha hecho hasta el momento -y van tres años-, bastante poco. Se puede entender que un Alcalde considere que el director de un teatro de propiedad municipal necesite ser sustituido. Pero al sustituto, hay que exigirle al menos, lo mismo que al cesante. Y a Mario Gas, gran amigo de la concejala, no se le exije nada. Su mayor éxito fue la reposición de la ópera azarzuelada «Adiós a la Bohemia» de don Pío Baroja y el maestro Sorozábal, conocida entre los empleados del Español como «Adiós a la Taquilla», porque los espectadores se contaron con los dedos de una mano, y hasta sobraba el meñique.
Ahora nos sorprende el Teatro Español con un proyecto insultante. Y escribo que insultante porque su director nos insultó a todos los españoles en un programa de TV3 -«in video veritas»-, de forma precisa y clara. El director de lo que se pretende representar en el Español es un actor bastante malo llamado Rubianes, autor de las frases que se han tragado al unísono -o quizás por ellas ha sido premiado-, el Alcalde de Madrid, la concejala de las Artes y el director del Teatro Español. «Ojalá se vaya a la mierda la puta España», y «hay que meterse a la puta España por el culo para ver si a los españoles les explotan los huevos». Y este individuo va a ser recompensado con ayudas y subvenciones por el Teatro Español.
Y claro, hora es decirle al señor Alcalde que basta ya de estupideces. El Teatro Español no puede convertirse en el aula experimental de un mamaracho que ha insultado gravemente a España y a todos los españoles. El Teatro Español, aunque ello moleste a la concejala pija-progre de las Artes y al director que trabaja poco del Español, no puede albergar nada que pueda premiar económicamente a un grosero incoherente como es el actor gallego afincado en Cataluña. Si hay que mandar a la mierda a la puta España, y hay que meterse a la puta España por el culo para que les exploten los huevos a los españoles, ese tipo no tiene nada que hacer en el Teatro Español.
Si no me equivoco, la decisión del Alcalde sobrevuela a las bobadas de la concejala de las Artes y del director del Teatro Español. Rubianes no puede cobrar del Ayuntamiento de Madrid ningún tipo de subvención y ayuda. Y el Ayuntamiento de Madrid no puede apoyar a un individuo, culturalmente desprovisto de prestigio y seriedad, que ha ofendido con tanta gravedad a España y a los españoles. El dinero para las artes y la cultura del Ayuntamiento de Madrid no está en buenas manos. Ni los proyectos. Ni las provocaciones. El Alcalde tiene que reaccionar, o se bañará entre las heces de sus agradecidos colaboradores.