lunes, septiembre 18, 2006

PERFIL BAJO

Cuatro frentes políticos, o más


España, y no sólo el Gobierno, tiene abiertos cuatro frentes políticos: el del Atlántico sur (Canarias, puerta de Europa a la inmigración mundial), el del norte (el eterno problema vasco), el de Madrid (una crispación incesante que pretende culpar al PSOE del 11-M) y el del Mediterráneo (con el intento de Montilla de reconducir la deriva del nacionalismo catalán).

Sin duda, hay otras batallas en marcha, como la lucha contra la corrupción urbanística, que acabará explotando más allá de Marbella, y otros conflictos. Sin ir más lejos, el intento que encabeza Zaplana de hacer verdad que hubo conspiración el 11-M, enfrenta a los medios de la derecha: por una parte el dúo Federico - Pedro J. y, enfrente, el Abc de Zarzalejos, que se ha atrevido a publicar la carta de Rodríguez Ibarra censurada por El Mundo en la que el presidente extremeño rebatía las acusaciones de Ramírez contra los socialistas. O ayer, cuando Abc publicaba unas frases del ex director de la policía Agustín Díaz de Mera , que El Mundo suprimió al resumir su entrevista en la Cope. No hace falta decir que eran frases no convenientes para la teoría conspirativa como «lo que ocurrió en Leganés está claro».

La conspiración.

Teóricamente, el PP comparte en bloque la existencia de esa conspiración -término acuñado por Fernando Ónega -, pero basta hablar con dirigentes alejados del núcleo FAES- Aznar para comprobar su discrepancia con esa especulación. «Algunos en mi partido quieren que yo diga que la bomba en los trenes la puso el PSOE», le dijo Mariano Rajoy a un amigo hace ya algún tiempo. Tres dirigentes del PP consultados por La Voz, creen que esto es una desmesura que asocia su partido con una historia ya investigada judicialmente. Creen que les resta posibilidades de futuro y los enfrenta con la Judicatura y los cuerpos policiales. Entretanto, el Abc , por su posicionamiento, cosecha adhesiones, aunque pueda perder lectores radicalizados, entre la derecha constitucional y el centro.

La batalla del norte

En el País Vasco, la gran novedad era en la últimas semanas la reaparición, nunca sin trascendencia, del juez Baltasar Garzón , capaz de autorizar una manifestación al entorno batasuno y de prohibirle después otras cuatro marchas cuando las entiende como «desafíos al Estado de derecho». Pero ahora el Foro de Ermua ha conseguido la adhesión del PP a su propuesta de que el «exilio vasco» pueda votar en el País Vasco al entender que más de 150.000 personas han sido expulsadas por el terrorismo. Esa sangría continúa, por lo que en un eventual referendo de autodeterminación los independentistas tienen más posibilidades cada día que pasa. Jurídicamente la propuesta presenta problemas, pero no está falta de razón.

El Atlántico sur

La localización de inmigrantes asiáticos que pretendían entrar en Europa por Canarias ha consolidado la idea de que estamos en los catálogos de viaje de todos los traficantes de personas del mundo globalizado. Sin embargo, siguen entrando más inmigrantes latinoamericanos por el aeropuerto de Madrid o del Este por tren en Barcelona, y no hay noticias ni alarmas sobre el particular. Es un drama, pero al Gobierno queda protegido, porque económicamente los inmigrantes son imprescindibles. Otra cosa es que pueda hacerlo mejor.

Montilla o Mas

A seis semanas de las elecciones, se aprecia una polarización de voto entre el candidato socialista José Montilla y el nacionalista Artur Mas . Uno de los dos presidirá la Generalitat. La segunda incógnita es con qué apoyos lo hará. Mas podría recibir los votos del PP a cambio de nada. Mas lo niega, pero como dice Josep Piqué , y casi siempre dice bien, lo aceptará si los números salen. O Mas con los votos de Esquerra Republicana, lo que, según Montilla declara a este periódico, «generaría una carrera soberanista nada conveniente para Cataluña». El ex ministro podría reeditar el tripartito, pero ya ha advertido: «Lo importante es primero saber para qué y después con quién, porque para circos que no cuenten conmigo». Su proyecto es otro: gobernar en minoría como hace Zapatero alcanzado acuerdos puntuales sobre cada cuestión. Claro que siempre queda una opción más: el pacto a la alemana, Mas con Montilla o Montilla con Mas, como quieren los empresarios.

Esa salida es remota por lo que, escarmentados por lo sucedido, hay grandes empresarios que confían más en la estabilidad que pueda aportar Montilla. El presidente de una multinacional, dañada por el boicot comercial a productos catalanes, comenta a La Voz: «Necesitamos sobre todo estabilidad, eficacia y perfil bajo. Y hay uno que parece garantizarlo mejor».
Zapatero acudirá a reforzar esa idea en un acto con Montilla y el mundo económico catalán, además de otra visita el 24 de septiembre -la popular Fiesta de la Rosa socialista- para galvanizar al PSC y una tercera en el final de campaña.

Por lo demás, Montilla aguanta la cola del temporal maragallista que amainaba al garantizar a Ernest , el hermanísimo, un puesto relevante en las listas, que ya ha aceptado. Pero esta semana en Madrid entraron juntos Pasqual y Montilla en la librería Blanquerna, propiedad de la Generalitat, y Maragall terminó comprando tres novelas, entre ellas, Los apuñaladores de Leonardo Sciascia . En el cielo, o en el infierno, Sciascia se debió sentir honrado.


Los empresarios catalanes quieren "perfil bajo", pero siguen en sus trece respecto al estatuto y consecuencias.

Dan por sentado que el tiempo diluirá lo que ellos llaman boicot, y que no es más que una reacción defensiva.

Creo que se equivocan.